El mítico Roger Corman en 1960, adapta una novela de Edgar Allan Poe, la decadencia, la enfermedad, la muerte, la superstición, las situaciones insólitas y sobrenaturales. Corman, rey de la serie B, maneja un presupuesto bastante reducido, y aún así consigue una ambientación fantasmagórica y sugestiva, a la altura de su precedente literario.
Aunque lo mejor de todo es la interpretación del infravalorado Vincent Price.
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